viernes, 7 de septiembre de 2012

El cuerpo te puede parar, pero a la mente no hay quién la pare.

Es sabido por muchas personas que los momentos de creatividad, ingenio y solución de problemas aparecen en los momentos más inesperados. Ayer me pasó haciéndome una resonancia en la rodilla.

El cuerpo se empeño este verano en pararme. Para ello me provocó una pequeña lesión en la rodilla, que si bien no me imposibilita en gran medida la vida diaria, si la que hace más fastidiosa, y sobre todo me ha dificultado el ir a trabajar a la oficina unos días, pues tenía que estar en reposo. Este verano apenas si he podido tomar vacaciones, si es que se les puede llamar así a tomar 4 días, por eso creo que me "han parado".

Proyectos imprevistos "para antes de ayer" han convertido el mes de agosto en un corre que te corre, y creo que por eso, ya que yo no me paraba el cuerpo así lo ha hecho. La sabiduría del organismo es infinita.

La cuestión es que empecé con una molestia en la rodilla, que al final me llevó al traumatólogo, quién en su reconocimiento me preguntaba que si había tenido un golpe, o sufrido un traumatismo de cualquier tipo. Lo cierto es que no recuerdo que me haya pasado nada significativo, por lo que mi respuesta ha sido que no.

En resumen, ayer tarde terminé en el Hospital haciéndome una resonancia magnética, "una experiencia casi inolvidable"  (broma) de casi 25 minutos.



 Si alguien se ha hecho una resonancia quizás pudiera reconocer o estar algo de acuerdo conmigo en que es bastante agobiante por el ruido que hace (te dan unos cascos para amortiguarlo) y porque no te puedes mover nada de nada.

Pues eso, allí estaba yo, un poco cabreado todo hay que decirlo, por el tiempo que estaba perdiendo con todo el trabajo que tenía, y pensé  ¿qué puedo hacer que no estoy haciendo?



 La respuesta fue, pues voy a tratar de relajarme (aún a pesar de las condiciones de ruido y frío que hacía en la sala) y me puse manos a la obra, por decirlo de alguna manera.

 Cerré los ojos, empecé a respirar profundamente, y traté de no pensar en nada, ¡y entonces ocurrió!. Tras estar unos minutos en esta tesitura, me vino a la mente súbitamente  la solución de un problema con el que llevo 2 días ocupado.

 ¡Ajá! ¡Mi mente me había regalado una respuesta maravillosa en el peor momento que me podía imaginar yo!

La conclusión por tanto es que puede que el cuerpo te pare, que todo se confabule para retrasarte o fastidiarte, pero a veces encuentras un regalo, porque la mente nunca se para, ni mientras duerme.

Así pues, el truco es quitar el foco de lo que te tiene obsesionado en este momento, y poner el foco en otro punto en otros aspectos. Date un paseo, juega al tenis, lee un libro o revista que no tenga nada que ver con tu trabajo o actividad, en definitiva haz algo diferente (si es saludable mejor) que te saque de tu rutina.

Visto lo visto, esta tarde me voy a ir a la playa, tengo unos cuantos asuntos sobre los que decidir, a ver que tal me va.

Saludos cordiales

José Miguel Gil

Coach Profesional
Psicología en la Empresa 
Gerente de  COANCO 
Presidente de  ASESCO Asociación Española de Coaching


                                                                 

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