Estábamos en una época de bienestar hasta hace bien poco. ¡Dicen que cualquier tiempo pasado siempre fue mejor!
Bienestar que se ha visto mermado por la crisis y que se ha convertido en muchos casos en España (y en otro países del mundo) , en ansiedad ante la falta de trabajo o su posible pérdida, en recortes sociales que afectan a todos, aunque de forma desigual, ya que se ceban de forma particular en las personas y familias con menos medios.
La percepción de bienestar subjetivo que hemos tenido y disfrutado se ha convertido en una percepción de desesperanza, y desilusión que hace que muchas personas hayan visto como su autoestima y capacidad de control sobre su futuro y sus circunstancias dependen hoy más que nunca de otros…de unas "entidades" que se llaman “mercados” y que han llevado a muchas personas al suicidio, entre ellas un amigo empresario hace 2 años, o recientemente personas en Italia o Grecia.
La falta de ilusión por un futuro que parece que será más difícil para nuestros hijos que para nosotros.
La falta de motivación de chavales a la hora de estudiar en un sistema educativo que baila al son de los políticos que vienen o se van, y que se reflejan los datos que aporta el informe Pisa, y que se viene a traducir una vez más en expresiones del estilo de “se habla de una generación perdida”, y todo este cúmulo de noticias, datos y experiencias negativas que nos bombardean día a día, contribuye a que nuestra sensación de bienestar subjetivo se haya disipado en muchos casos.
El bienestar subjetivo está relacionado con la Inteligencia Emocional con la capacidad de auto regular esos estados emocionales que se generan como consecuencia de lo que vemos, oímos, e interpretamos.
Por ello necesitamos una estimulación positiva, algo que refuerce los valores positivos, que nos ayude a salir a flote del pozo.
¡Basta ya! de tanto “terrorismo psicológico”, porque hay crisis, si, pero peor es la “crisis psicológica” que vivimos.
Soy consciente de la realidad social y económica donde vivimos, imposible no estarlo, pero si algo sabemos, es que allá donde ponemos el foco es donde nos centraremos, sabemos que si nos centramos en el problema no nos centramos en la solución.
En los últimos días empiezo a ver un movimiento en esta dirección, en el sentido de reclamar un espíritu que ilusione, que motive y que nos ayude a todos a luchar, y a pelear para salir adelante.
Y aunque no soy muy futbolero (exceptuando a la Selección Española) , apoyo 100 x 100 el grito de guerra de la misma ¡PODEMOS!
Me da igual de donde venga la ilusión o la energía para ponernos en marcha, para cohesionarnos, para trabajar en equipo, para salir de nuestra cómoda incomodidad a la que tristemente nos hemos habituado. Lo que cada vez tengo mas claro es que os nos sacamos nosotros las castañas del fuego o no vamos a ninguna parte.
¡Basta ya! Un poquito de optimismo por favor, buen día... ¡Podemos!
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