Hemos de partir de la base de que trabajamos de una situación de partida no deseada (por eso queremos cambiar) y que queremos llegar a una situación ideal (objetivo que queremos lograr).
Para llegar de un punto a otro las fases serían:
Una primera toma de contacto donde veremos cuál es la situación actual, cual es la realidad en la que nos encontramos.
En segundo lugar veríamos cuales son los objetivos o metas que queremos conseguir, entre otras cosas para ver si son realistas o alcanzables. Por supuesto que queremos lograr resultados extraordinarios, pero hemos de chequear si aunque sean un reto es posible logarlos (algunos quieren la luna).
En esta fase podemos ver cuáles son los recursos con los que contamos para logarlo y al mismo tiempo podremos ver cuáles son los obstáculos con los que nos podemos encontrar.
En la tercera fase veremos cuáles son las opciones con las que contamos y plantearemos los distintos escenarios de acción que podemos desarrollar.
En cuarto lugar y por último, la cuestión y el eje central del coaching. Una vez visto que es lo que queremos hacer o lograr y tenerlo claramente definido, sería plantearnos ¿cuándo lo vamos a hacer? ¿quién lo va hacer? Etc. En definitiva se trata de ponerse en acción, ponerse a trabajar para lograrlo.
En todo momento el trabajo del coach será acompañar al cliente en esas decisiones que ha de tomar, en ocasiones difíciles, y que por el contrario el sólo puede tomar.
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